miércoles, 23 de abril de 2008

Feliz día del libro


El polvo rociaba su tez. Sus años de experiencia obligaban a descansar todo su peso en su parte derecha, la izquierda ya había quedado inútil e insensible después de tantas décadas compartiendo estancia con aquella francesa aireada. Quién iba a imaginar que tras tantos años de vecindad la relación iba a romperse en tan trágico suceso.


Todos los demás vecinos de la manzana compartían el mismo temor. Las nuevas generaciones llegaban marcando nuevos ritmos incapaces de seguir para los más veteranos. Llegaban con aires frescos, con el color en sus mejillas bien maquilladas que no vacilaban al rozarse con los más atractivos inquilinos, hasta que los hacían caer al vacío, como quien se asoma demasiado a un pozo sin fondo en el que el aliento del viento los libera de sus ácaros y pecados de tantos años de silencio y soledad.


En todos aquellos años que él recordaba haber vivido en su estancia muchos habían sido vecinos temporales. De nada les había servido tener en su carta de presentación un buen padrino, ni tampoco llenar sus estanterías de diplomas y brillantes premios que resplandecían con las caricias del sol. Llegaban y se iban sin dejar rastro de su experiencia en aquella manzana mientras los más veteranos, observaban impasibles para los ojos ajenos aquel ajetreo de idas y venidas, aunque en el fondo todos temblaran con la llegada de un nuevo inquilino por temor a un desplante a una zona más oscura e inaccesible o quizás, por miedo a ser sustituídos. Pero no era su caso.


Con su aspecto rudo, con reflejos del paso del tiempo, él lograba conservar su sitio entre todos los demás. Nadie había sido el valiente de quitarle el sitio, el mejor de todos, con sus vistas al mundo y, a la vez, visto por todos los demás. Ningún otro, ni nuevo ni veterano, había osado a rozarle más de la cuenta intentando desplazarlo. Todos lo admiraban y se sentían atraídos por su ya rugosa piel, aunque orgullosa de su historia. Loco, solían llamarle los más atrevidos en la sombra de los cobardes, por las aventuras y desventuras que salían con cada uno de sus movimientos; con solera decían los más respetuosos que danzaban cada una de sus palabras cuando salían a desfilar. Por unos o por otros, todos los demás qurían compartir un día a su lado y contarle sus historias.


Aventuras de piratas, de detectives desconfiados, de animales salvajes, de países lejanos, de galaxias aún sin descubrir, de románticos y enamorados, de mares y tierras, de realidad y de ciencia ficción. Sus años le habían enseñado a escuchar todas aquellas historias que se acercaban, a acariciar sus letras, a viajar con sus estampas, a aprender a entrar en una época diferente y sentirse como uno más, hablando otras lenguas y degustando otros aromas y sabores. Todo ello le apasionaba, y disfrutaba con ello manteniendo a la vez, intacta su personalidad, intocable a su padrino y logrando alzarse, de manera silenciosa y respetuosa entre todas las demás historias.


Aquel grueso tomo que narraba las historias de un tal Don Quijote de la Mancha sujetaba el polvo que se posaba en sus pesadas tapas, guardianas de los más cómicos sucesos, de las más románticas veladas, de los espejos más fieles a una realidad disfrazada que aún hoy se mantiene perenne bajo el trazado de una firma del que hoy se celebra el homenaje de su ida: Miguel de Cervantes.
Feliz 23 de abril. Feliz día del libro y del autor!

4 Comments:

Anónimo said...

Magnífico texto para conmemorar este día tan bonito y a un autor tan genial como Cervantes con su obra cumbre "El Quijote". un beso.

Jan said...

Ay.... Los libros... Esos mundos de sentimientos, emociones y fantasía entre dos tapas. ¿Que haríamos sin ellos?
Feliz día de San Jordi guapa!
Te dejo una rosa Aquí

Asmahan Medinet® said...

Qué manera más bonita de describir una biblioteca y al libro más famoso de todos los tiempos!! Feliz día del libro para tí también. La lectura es otra de mis grandes pasiones. Besitos

ARSINOE said...

Suelo devorar la mayoría de los libros con los que topo, pero he de reconocer, que el Quijote y la Biblia, me han sido imposibles de masticar y menos de digerior, no puedo con ellos a pesar de haberlo intentado en varias ocasiones..