sábado, 26 de abril de 2008

Espeso ChOcOlate V

No había signos de visitas inesperadas en la sala. Todas las pistas que Ariadna se había acostumbrado a dejar estaban tal y como las había proyectado el día anterior. La momia continuaba inmersa en su paz, con su pulgar destapado dejando airear aquella hoja que inducía a seguir su tallo por el interior del entramado de los vendajes.
Las ideas estaban claras aquella mañana. Con la mascarilla protegiendo su cara, Ariadna tomó unas largas pinzas y a tan sólo unos milímetros distanciada del cuerpo momificado comenzó a examinar cada pliegue. En alguno de ellos tenía que haber una entrada aún secreta para alcanzar la superficie del cuerpo. Comenzando desde los pies y continuado con extrema delicadeza el análisis, la joven arqueóloga española llegó hasta la cabeza de la momia sin observar más entrada que aquel pulgar ya descubierto. No obstante, la hoja dibujada estaba en otra venda, lo que significaba que el cuerpo tenía dos capas de vendas. ¿Dos capas de vendas?
La situación era extraña. No conocía ninguna momia anterior que tuviera dos capas de vendas. En el proceso de momificación, los antiguos egipcios, después de lavar el cuerpo y extraerle los órganos, lo cubrían con natrón para garantizar su desecación; volvían a rellenar el cuerpo con serrín y, después de coserlo, lo untaban con bálsamos sobre los que se colocaban las vendas empapadas en resina para que se pegasen a la piel. Había veces que el cuerpo ya vendado se protegía a su vez con una sábana, pero no era el caso de aquella momia.
Invadida por los nervios que recorrían su cuerpo, Ariadna telefoneó a Raúl para comunicarle su nuevo descubrimiento. Dos vendajes, la momia tenía dos vendajes, por lo que era posible que aquel cuerpo hubiese recibido dos veces el ritual de la momificación, pero ¿por qué?
- No te adelantes a los acontecimientos, Ariadna. El mundo de las momias es muy complicado y en cada época los antiguos egipcios tomaban costumbres diferentes en el ritual.
- ¿Entonces es que conoces más casos en los que el cuerpo esté cubierto por más de una capa de vendas?
- La verdad es que no. Pero, ¿tú estás segura que el dibujo de la hoja está sobre una venda y no sobre el cuerpo directamente?
- ¿Te estás riendo de mi? No soy experta en momias, pero sé diferenciar si un dibujo está sobre un trozo de venda o sobre el cuerpo, para eso sólo hace falta examinar la momia, y yo llevo haciéndolo un mes largo ya.
- Perdona, Ariadna. Sé que aquí en Egipto eres una arqueóloga reconocida, pero también puedes tener fallos, ¿o no? Además nosotros dos estamos para colaborar y trabajar juntos en esto, y no para discutir. ¿Has encontrado algo sobre dibujos en momias?
- No. En la biblioteca de Londres no hay nada sobre eso. ¿Y en Alejandría?
- Nada tampoco.
- No todo son malas noticias, ¿sabes? He conocido a un chico que me pondrá en contacto con el hospital universitario. Allí podré analizar por rayos algo que hoy obtenga de la momia. Estoy con ello ahora mismo.
- Eso es lo más importante. En cuanto tengas resultados me avisas. Yo me pondré a investigar sobre el doble vendaje, aunque....ahora que lo pienso, hay momias reales, de reinas, y también de otras mujeres de alta cuna que tienen dos vendajes. Eso sólo se hacía cuando una mujer en estado fallecía con el niño dentro, entonces eran dos los cuerpos que tenían que pasar el umbral de la otra vida.
- ¿Una mujer embarazada? Pero si el vientre de esta momia no muestra signos de embarazo, además no sabemos con certeza si se trata de una mujer.
- Ese será nuestro primer punto a investigar, entonces. A partir de ahí continuaremos.
La relación entre compañeros de trabajo en la distancia era muy complicada. Ninguno de los dos se conocía físicamente y su única relación era telefónica y tan solo en cuestión de minutos en cada llamada, por lo que tampoco se conocían lo suficiente para llevar una investigación de tan relieve como aquella a un exitoso puerto. Pero eso ahora era lo menos importante. Ariadna se veía delante de un cuerpo cuyo significado para la arqueóloga había cambiado en cuestión de minutos. Pensar que podía tener delante el cuerpo de una mujer embarazada, una mujer que podía pertenecer a una familia regia y de la que no se sabía que había fallecido con un niño en su vientre. Cada vez eran más los detalles a aclarar sobre aquel cuerpo que transmitía una sensación de amor y protección, ahora que podía tratarse de una mujer embarazada.
Los pensamientos le rebotaban en la cabeza impacientes por conocer más respuestas acerca de la identidad de la momia. Ariadna seguía sintiendo en su interior cómo la corriente de nervios le recorría todos los rincones de su ser, haciendo temblar sus manos y bailar sus entrañas. Tenía que calmarse para poder extraer algo del cuerpo, tenía que mantenerse objetiva para hacer una operación sin dañar a la momia y sólo lo conseguiría con un poco de música y el aroma del incienso. Bajo aquella atmósfera, Londres parecía más cálido, y si cerraba los ojos incluso podía imaginarse en tierras egipcias, rodeada de las alegres mujeres y niños que bailaban con cada sonido de la naturaleza. Entonces se acordó de las palabras de aquella anciana que siempre le llevaba té a media tarde y a media mañana, cuando Ariadna se tomaba un descanso en la excavación. La anciana, observadora como buena árabe, sabía que la española temblaba cuando se ponía nerviosa y por ello le había aconsejado soltar su energía mediante el vientre. De pie y con los ojos cerrados, la anciana había enseñado a Ariadna hacer temblar su vientre relajando así todo su cuerpo. Aquel movimiento, que tanto les gustaba realizar a las mujeres y tanto les gustaba admirar a los hombres árabes, conseguía excelentes resultados en la española que se sorprendía a si misma realizando aquel shimmi, como lo llamaba la anciana, en cualquier lugar y de forma inconsciente.
La música, el olor del incienso consumiéndose lentamente sobre una estrecha placa de madera y el shimmi devolvieron a Arianda a un tiempo pasado en el que la joven se veía como una egipcia más incorporando la serenidad en su rostro, la sensualidad en su mirada y la seguridad en sus pasos. Bajo aquel aspecto, la española tomó las pinzas, se acercó a la momia y con la delicadeza con la que una madre acaricia a sus hijos para hacerlos dormir cada noche, Ariadna descubrió una pequeña parte de la cabeza del cuerpo descubierta. La momia tenía su cabeza rapada, pero en la parte más inferior, la que Ariadna había descubierto, había un manto de cabello.
Ya tenía todo lo que necesitaba. La ciencia a estas alturas era capaz de descifrar muchos datos del cuerpo del que procedía un pelo, incluso si su propietario o propietaria padecía alguna enfermedad. Antes de abandonar la sala, dejó una nueva señal para asegurarse que nadie entraba en ella durante su ausencia. Cogió sus apuntes, y el pelo bien protegido en una caja de cristal y salió de la sala apresurada, no sin antes recordarle a John que extremase la vigilancia a aquella sala porque el cuerpo momificado escondía grandes secretos. Unas palabras de las que podía arrepentirse en un futuro no lejano, pero se dio cuenta tarde, cuando ya se encontraba a la entrada de la cafetería de Ben.
Con la caja de cristal que contenía el pelo de la momia en la mano, Ariadna se dirigió directamente al joven inglés y le pidió las referencias de su amiga para someter el pelo a pruebas científicas y así conocer su ADN. Christine era un excelente contacto en el hospital universitario de Londres y al día siguiente de la llamada de Ben, la joven logró un hueco en el laboratorio para Ariadna. Los resultados del análisis también fueron rápidos y no menos buenos de lo esperado.
Aquel análisis del cabello confirmaba las sospechas de Raúl y Ariadna. El pelo pertenecía a una mujer de unos 19 años y embarazada de 2 meses. La época a la que pertenecía el cuerpo obligaba a echar la vista unos 3.300 años atrás en la historia. Aquellos datos volvían a generar en las estadísticas de Ariadna que la mujer momificada pertenecía a la época de Amarna.

7 Comments:

Anónimo said...

Hola Piky,
Bastante interessante el cuento de la Princesa en diversos capitulos que son las postagens.
Me ha encantado.
Saludos desde Brazil
Geraldo

Asmahan Medinet® said...

Ya conocemos algo más de la momia! :-) Besitos

Estefanía S.Redondo said...

Asmahan:
poco a poco se va a ir desvelando la identidad de nuestra momia y todos los secretos que esconde bajo sus vendajes. Espero que os esté gustando la historia y no os aburra je!

geraldo:
bienvenido a mi 'cuento de hadas'. Gracias por tus palabras, espero que disfrutes construyendo también tu castillo en el cielo con nosotros.

Mil besoss

Anónimo said...

No, no aburre para nada. Escribes muy bien y captas nuestro interés. Besos.

Anónimo said...

Hola guapisima !!!! estas consiguiendo que me haga adicta otra vez al "chocolate" jajaja esta muy interesante ... tanto tanto como el desenlace de esta temporada, yo por verte ayer jajajaja. En fin, otro paso mas y ya queda menos para ir a Begoña a celebrarlo porque "este año subimos a primera y pobre del que quiera robarnos la ilusion ..."
besinos, te veo el domingo.

ARSINOE said...

Esto se pone interesante por momentos...Podría haber sido alguna esposa secundaria embarazada, eliminada por los celos de la esposa principal ante el peligro que representaría para su poder ese hijo..o una sacerdotisa..o las dos cosas a la vez..¿Quien sabe..? Esperamos la resolución del enigma.

Anónimo said...

un enigma intrigante mmmmmm

besos.