miércoles, 27 de febrero de 2008

El mar de la vida



El mar volvía a inundar su rostro. Hacía mucho tiempo que no paseaba descalza por la arena de la playa. Se acordaba de los años anteriores, duros inicios para la nueva vida que buscaba lejos de su tierra. Recordaba sus largos paseos por aquel arenal kilométrico que fue su confidente por tanto tiempo. Sus lágrimas posadas en la arena ya eran un simple recuerdo sin resquemor en su interior, sus arrepentimientos de haberse lanzado al vacío hacia un horizonte plagado de incógnitas y temores habían volado con el tiempo, sus repentinas ganas de meter en una maleta lo importante y hacer un viaje relámpago a su casa de la infancia ya no eran tan continuos. Había aprendido a amar a aquella tierra.


El pasado no era pretérito aún, pero todos los logros obtenidos hacían que sus cinco años en su nuevo hogar parecieran una vida entera. Con ella, siempre tentando a la imaginación, su libreta a la que se abrazaba un boli de diminutas piedras brillantes, aguardaba todas las anotaciones que en las tristes tardes de su primer invierno Nadaya grababa en las hojas, de un color amarillento como simulando ser testigos del tiempo. De vez en cuando, le gustaba repasar sus escritos, recordar las historias que le surgían observado a la gente que paseaba por el paseo marítimo y anhelar el sentimiento de soledad ahora que lo que menos tenía eran horas al día para disfrutar de si misma, de sus manías y caprichos.


Pasaba cada una de las hojas de su libreta como si acariciara el cabello de una persona amada. Eran sus historias, las de ella y también las de todas aquellas personas que habían compartido instantes de su vida ante la mirada atenta de la joven. Y llegó a ella. Era aquella página donde narraba la historia de un joven distante y engreído, una persona que sin ser nadie hacía lo posible, y también lo imposible, para centrar las conversaciones entre los grupos de jóvenes que se reunían en un banco, testigo de sus cuchicheos.


La historia del engreído, como ella la nombró para sí, siempre le despertaba una sonrisa en el rostro. Quién le iba a decir que la actitud engreída y distante era sólo un mero producto de su imaginación. Quién le iba a decir que aquel, al que su afilada pluma había dedicado graves etiquetas sería la persona que le ayudaría a salir de muchas oscuridades, regalo de su nueva vida. Los primeros recuerdos eran hermosos, los del medio amargos y los últimos insípidos y, a veces, con algún toque a rancio.


Por ello acudía una tarde más, después de tanto tiempo a la playa. El hermoso e impasible paisaje de la costa tenía que conocer una nueva intimidad y ayudarla, como antes, a que el revoltoso aire se la llevara para siempre.


Arrancó aquella hoja de su libreta con cuidado de no dejar restos en el borde que dejaran cenizas de recuerdos, la dividió en innumerables trozos y, de espaldas al mar, los lanzó por encima de su cabeza. Cuando se dio la vuelta ninguno de aquellos pedazos de papel seguía revoloteando, ni siquiera había uno sobre la arena. Una vez más el mar había actuado como su mejor confidente. De él había aprendido que la vida está llena de olas que nacen en un horizonte desconocido, que pueden ser diminutas y persistentes, o temibles pero momentáneas, pero son olas que, al fin y al cabo, acababan muriendo en la orilla.


El chico engreído llegaba así a su orilla dejando paso a otra ola que algún día se vislumbraría en el horizonte.

jueves, 21 de febrero de 2008

Lenguaje y Comunicación en el Real Sporting de Gijón

Mi tesis fin de carrera ha cruzado el charco. O al menos lo ha hecho una opinión sobre ella. La revista online efdeportes.com ha publicado ayer el artículo que el periodista, amigo y también gran sportinguista ha escrito sobre mi trabajo. Lo bueno es que se trata de una revista Argentina cuyas publicaciones quedan directamente registradas en universidades como la de La Rioja (Dialnet) en nuestro país, o a nivel internacional en el archivo de SIRC que está en Vancouver (Canadá)

Lenguaje y comunicación en el Real Sporting de Gijón, SAD

Director de www.idiomaydeporte.com(España)
Jesús Castañón Rodríguezinfo@idiomaydeporte.com



Resumen Este trabajo reseña la tesis de grado "The press office of the Real Sporting of Gijón. Communication in football clubs", de la que es autora Estefanía Suárez-Otero Redondo y fue presentada en 2006 en la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido). Refleja el paso de clubes sin ánimo de lucro a sociedades anónimas deportivas, su especialización en comunicación y las estrategias que siguen las entidades para llegar a la sociedad. Y se centra en el caso de Asturias (España) con la labor desarrollada por el Real Sporting de Gijón SAD entre 1997 y 2005: comunicación externa e interna, firmas con logotipos y marca y el uso de las nuevas tecnologías. Palabras clave: Comunicación empresarial. Fútbol. Periodismo deportivo. España. Real Sporting de Gijón SAD.

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 117 - Febrero de 2008
1 / 1
Introducción
El año 1992 supuso para el deporte en España un profundo cambio. Por un lado, se vivió la celebración de los Juegos Olímpicos de verano en Barcelona y, por otro, se puso en marcha un nuevo marco jurídico del deporte profesional con la transformación de los clubes deportivos de fútbol y baloncesto en sociedades anónimas deportivas.
Esta organización en entidades con ánimo de lucro trajo grandes renovaciones organizativas en las estructuras de los equipos deportivos. Y una de las áreas en las que más se notaron los nuevos tiempos fue la comunicación.
Este hecho ha sido abordado cada vez con más frecuencia por los estudios sociales del deporte, en especial, por trabajos anglosajones que van desde el clásico "Media Sport", coordinado por Lawrence A. Wenner, hasta el reciente "Sports Journalism" de Rob Steen, que ya analiza las tendencias en el entorno multimedia.
La creciente complejidad del fútbol profesional, desde los dos últimos decenios del siglo XX a la primera década del siglo XXI, ha hecho que la comunicación deportiva preste atención a cuatro centros de interés: la descripción de la acción deportiva, las emociones de las gradas, las expresiones y las decisiones de los pasillos de la historia.
Y ha desarrollado la figura del Jefe de prensa para cohesionar todos estos ámbitos y prestar una especial atención a los dos últimos en unos tiempos en el que las entidades, gracias a las nuevas tecnologías, se han convertido en productoras de mensajes y han creado sus propios medios de comunicación. El Jefe de prensa ha pasado a ser un elemento clave para: fijar estrategias comunicativas de propaganda y de crisis, proyectar imagen en la sociedad, mejorar la relación con públicos internos y externos y crear un clima favorable de opinión al consumo de los productos que comercializan los clubes.
El caso español
Para el caso del fútbol español, llama la atención la tesis de grado "The press office of the Real Sporting of Gijón. Communication in football clubs", que, en junio de 2006, presentó Estefanía Suárez-Otero Redondo en la Universidad de Wolverhampton (Reino Unido) y fue dirigido por Dennis Foy, que fue Catedrático en Medios de Comunicación y Publicidad y coordinador de Relaciones Internacionales del Departamento de Medios de Comunicación, y por Sarah Williams, Coordinadora y Catedrática de Relaciones Públicas de la Facultad de Humanidades, Idiomas y Ciencias Sociales.
A lo largo de 124 páginas comenta el caso del Real Sporting de Gijón, SAD, en tres grandes apartados.
Marco teórico
El primero de ellos aborda un marco teórico sobre los Jefes de prensa y la labor de los gabinetes de comunicación en el mundo del deporte: enlazar la identidad local y nacional, coordinar el cambio de consumo generado por la televisión y convertir las nuevas tecnologías en un espacio de comunicación entre profesionales, periodistas y aficionados.
Describe sus funciones: eliminar problemas, aumentar ventas y grado de satisfacción, crear imagen e identidad como opinión o recuerdo externo de la empresa y trabajar con valores positivos de notoriedad y prestigio que se puedan asociar a los cambios de nombre y logotipo.
Y relata las nuevas formas de comunicación que crean servicios para combinar la tradicional información deportiva con campañas publicitarias, marketing, comunicación interna y externa, patrocinio y mecenazgo a la hora de crear imagen favorable, promocionar servicios de empresa y centrar el interés de los medios.
Así, comenta el paso desde la labor de Víctor Manuel Álvarez, como encargado de las relaciones con los medios en 1978 y la atención a los éxitos de finales de los setenta y la sede de la Copa del Mundo de 1982, a la labor sistemática que desde 1997 ha creado soportes comunicativos y salas de prensa en Mareo y El Molinón, ha formado estrategias para aumentar los ingresos de publicidad y de patrocinadores, ha cambiado la imagen corporativa, ha buscado una correcta documentación histórica y ha generado un sistema de relaciones con protagonistas, negocios y comercios para atender al público exigente y fiel del Sporting.
Análisis
El segundo gran apartado desarrolla una amplia parte de análisis que comprende cuatro facetas para describir la labor profesional de la entidad rojiblanca entre 1997 y 2005, tras la llegada de José Luis Rubiera al puesto de Jefe de Prensa.
Primero, la comunicación interna con el estudio del sistema de periódico de distribución gratuita, revista, mensajería electrónica, boletines informativos, radio por Internet, cartas personales, reuniones e informes de prensa destinados a la creación de buen ambiente laboral, atención a la prensa y enseñanza de técnicas a estamentos del club para tratar con los medios de comunicación.
Segundo, el uso de las firmas con los logotipos, los escudos y la marca.
Tercero, la comunicación externa para crear proximidad en su relación con los públicos: atención a la masa social que se siente parte del club, campañas publicitarias, mercadotecnia, patrocinio y mecenazgo de actividades atractivas para negocios y comercios, relación con los medios mediante notas de prensa y ruedas de prensa o la creación de una fundación que sigue el modelo establecido por el Celta de Vigo. Un interesante juego de palabras, imagen y audio que ha supuesto un cambio de lenguaje hacia un estilo más claro que busca la exposición de los datos esenciales.
Y cuarto, el uso de las nuevas tecnologías para crear un espacio de comunicación entre profesionales, periodistas y aficionados mediante un dominio en Internet (www.realsporting.com) que no sólo ha ofrecido múltiples servicios e informaciones, sino que también ha logrado mantener una activa interacción con otras webs de aficionados.
Referencias y apéndices
El tercer y último gran bloque está formado por un apartado de conclusiones, referencias, bibliografía y cibergrafía consultadas y un apéndice de entrevistas con el jefe de prensa del Sporting, con Arturo Santana, presidente de su fundación, y con José Ramón Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa Deportiva del Principado de Asturias, que comenta la ausencia de jefes de prensa en los clubes asturianos hasta que se crea la figura en el Sporting, la aplicación del estilo deportivo a la vida empresarial y las dificultades lingüísticas de comunicación con profesionales del deporte.
Epílogo
La lectura de "The press office of the Real Sporting of Gijón. Communication in football clubs" es útil porque refleja la especialización en comunicación de las sociedades anónimas deportivas, las estrategias para llegar a la sociedad en el siglo XXI y cómo en ese proceso el lenguaje cambia hacia un estilo claro, sencillo, preciso y de ideas concretas para evitar la antigua retórica que no aporta información.
Para quienes no conozcan el funcionamiento interno del fútbol profesional, aporta una explicación de la labor del jefe de prensa, ese ser pegado a un móvil y un ordenador portátil que establece estrategias, crea imagen, aplica nuevas tecnologías para relacionarse con el entorno con un intercambio de valoraciones y sugerencias… y sugiere técnicas a dirigentes y deportistas para hablar en público salvando la falta de rodaje para hablar en público, preguntas que encierran respuestas, tópicos o muletillas.
Es un trabajo de gran interés para entender la última etapa el periodismo deportivo asturiano, que cumplirá el centenario de su primera publicación especializada en 2009.

jueves, 14 de febrero de 2008

LágrimaS de PétaloS

Un San Valentín más. Desde hacía cinco años aquel no era un día más. Su viaje a París le había cambiado la vida y ya nada iba a ser igual que antes; a como lo era antes de aquellos cinco años. Igual para bien, igual para mal. No sabía muy bien qué camino tomar desde aquella visita a París. Nunca nadie le había hecho sentir igual, nadie le dedicaba palabras como las del señor S.

14 de febrero. ¿Un día comercial? Había gente en el mundo que lograba hacer de aquella campaña de marketing para levantar las malas cajas del mes de febrero en un día especial. Personas, a veces, sin rostro y sin nombre propio y apellidos, o al menos visibles.
No se podía levantar. No hasta que sonase su timbre. Sería entonces cuando en su puerta aguardara una rosa roja con una bonita dedicatoria del señor S. Cinco años ya recibiendo una rosa por cada san Valentín sin saber quién era ese señor S. ¿Sería alguien conocido que no se atreviese a confesarle sus sentimientos? ¿o sería un desconocido? ¿o uno que llevaba 5 años enviando rosas por equivocación a una desconocida? Fuese quien fuese, ella sabía que un día como aquel no se olvidaría de su rosa y su dedicatoria.
Muchas veces había intentado adivinar de quién se trataba, sobretodo los dos primeros años. Quería saber qué rostro tenía, mirarle a los ojos y ver en el fondo de éstos el verdadero sentimiento que el señor S. tenía hacia ella. Pero por más que se esforzaba nunca conseguía ponerse en contacto con él más que el día de san Valentín, más que nada porque era el único día del año que él daba muestras de vida. ni siquiera interrogando al chico que le llevaba a casa cada año su rosa con la dedicatoria había conseguido obtener algún detalle del señor S.
Lo bueno de todo aquello era que por lo menos sabía que había alguien ahí que la estaba esperando, que por lo menos alguien se acordaba de ella los 14 de febrero. Y lo malo, que llevaba 5 años rechazando a los poco chicos que se le acercaban por darle una oportunidad al señor s. o por miedo, más bien, a que aquel desconocido dejase de enviarle su rosa con dedicatoria por san Valentín al enterarse que ella tenía novio. Por una u otra razón, seguía viviendo sola y de la mano de su intriga sobre el señor S.
Se retrasaba. Ya habían pasado las 8 de la mañana y todavía nadie había picado a la puerta. Decidió entonces levantarse y empezar el día laboral que se presentaba, tan duro como el del día anterior. En la habitación, en el baño, en la cocina, el todas partes de la casa intentaba hacer el mínimo ruido posible por miedo a no oir el timbre, pero no se oía nada, nadie picaba a la puerta aquel año. Con decepción, se puso el abrigo y se colocó los cuellos hacia arriba, como intentando tener la caricia aunque fuera de un trozo de tela para no sentir el frío de la soledad. Agarró su maletín para ir a la oficina y abrió la puerta. Entonces lo vió. Un gran ramo de rosas rojas envueltas con cuidado en un papel transparente sujeto por una lazada blanca y en el centro una nota.
'Por la estela de las lágrimas rojas. Es tu destino, ¿lo tomas?'
Aquella era una dedicatoria muy extraña. ¿Estela de lágrimas rojas? ¿qué estela? ¿qué lágrimas? ¿qué quería decir todo aquello?Cinco años esperando para que ahora se rieran de ella. Las preguntas se sucedían entre rabia y nerviosismo, y entre toda aquella marejada, un pétalo se deslizó por su rostro hasta posarse en el suelo, donde unos cuantos pétalos más formaban una dirección. !Eso es! Una estela de pétalos rojos.
Posó todo lo que tenía en la mano y siguió los pétalos. Pero no llegó muy lejos, sólo hasta los buzones llenos como cada mañana de propaganda. Papeles de todos los colores, de todos los establecimientos y uno, el que asomaba de su buzón, tenía un pétalo pegado. Abrió rápido el buzón, cogió el sobre y mirándolo con miedo a lo que podía encontrarse, arrancó el pétalo y se lo metió en el bolsillo. En el sobre sólo había un billete de avión para esa mañana. Era un billete de ida con destino a París.
Aquel juego se complicaba. No podía dejarlo todo para irse a París sin saber con quién. Y mucho menos irse aquella mañana sin avisar a nadie y con un billete que no tenía la vuelta a casa. ¿o sí podía? al fin y al cabo, ¿no llevaba cinco años deseando saber algo más del señor S.?
Subió a su apartamento para hacer la maleta lo más rápido que pudo e ir al aeropuerto. Al abrir de nuevo la puerta, otra sorpresa la esperaba. Un sobre nuevo, éste contenía una trajeta del hotel parisino donde hacía cinco años había pasado unos días y su número de habitación. ¿Cómo podía saber el señor S. tantos detalles de aquel viaje? Nadie de los que allí conoció había vuelto a España. Sólo había una forma de saber quién era él y era ir a París. Así que sin pensarlo dos veces cogió su equipaje y fue a coger aquel avión.
París no había cambiado nada. La ciudad decían del amor, aunque amor fue poco lo que ella había encontrado en su primer viaje allí, o eso pensaba hasta aquella mañana. La citaba en París, en su hotel, en su habitación, y cuando estaba delante de la puerta su teléfono comenzó a sonar. Era de la oficina. David la llamaba para saber dónde se había metido y por qué no había ido a trabajar aquella mañana. No podía decirle la verdad, aunque sabía que él sabría que le estaba mintiendo, la conocía demasiado bien. Después de tantos años de haberlo dejado, él todavía había días que parecía intentar volver a tener algo, pero ella no lo permitiría. Había días que deseaba que el señor S. fuera David, sólo porque con él podía ser ella misma sin tener miedo a nada, porque él la comprendía y ella a él, pero aquello no podía funcionar.
Entró en la habitación. En el suelo había más pétalos de rosa que llevaban hasta la ventana principal del dormitorio. Las siguió y se detuvo por un momento ante aquella estampa con la torre Eiffel en el medio, hasta que una voz la arrancó de sus pensamientos sobre el señor S.
- No has venido a la oficina esta mañana, me acabas de mentir y aún así....espero que en tu vida no haya espinas y que las únicas lágrimas que recorran tu rostro sean los pétalos de una rosa deshojada.
No hicieron falta más palabras. David era el señor s. que ella quería que fuera y estaba allí de pie, frente a ella con su rosa en la mano. Aquel año no hubo dedicatoria ni en los sucesivos tampoco hubo una rosa por cada San Valentín, porque desde aquel último viaje a París se despertaba con una dedicatoria diferente cada día y las rosas entraban por la ventana de su dormitorio donde David había plantado un gran rosal para asegurarse de que se cumpliera la promesa que le hizo aquella mañana en París. Desde aquella mañana, todos los días eran San Valentín y cada mañana sus rosas lloran pétalos para recordarle aquel señor S. que ya tenía rostro y nombre.

miércoles, 6 de febrero de 2008

En la parada del bus

Helaba. El duro frío del invierno dominaba la calle y amenazaba con congelar a todo valiente que se atreviera a pasear por las aceras. A todo individuo menos a ella. Sentada en aquella parada con su largo abrigo gris y su gorro de lana. Como cada día desde hacía años, en el mismo sitio. A James le costaba controlar su marada para ni quedarse petrificado mirando a aquella mujer cuando se encontrada en frente de ella mientras esperaba el bus del colegio.


Helada. Así era la mirada de la mujer de la parada. Siempre fría, como ida, sin fondo en sus ojos. Su aspecto chocaba con la alegría que cada mañana acogía aquella parada con aquel autobús escolar, el mismo que James esperaba. El rostro de aquel niño le recordaba al de su pequeño. Y, entonces, el corazón se le estremecía aún más. Se había prometido cuidarlo sin cansancio, acompañarlo a cada destino y una mañana fría de invierno se había dejado tentar por el mal temporal para no salir de la casa. El sonido de la ambulancia había sido aún más amargo que el estridente pitido de su despertador. Era la voz de alarma,. la de su alma. Fua le primera vez que sentía cómo su corazón se encogía y apretaba fuerte en el pecho una fuerza que transmitía un sólo mensaje de peligro. Su pequeño, a lo que más quería en este mundo, perecía sobre una sábana blanca, pura como su infancia. El bus del colegio lo había llevado, pero no a un destino del que volvería con su sonrisa, siempre impresa en su iluminado rostro.


La mujer del abrigo gris y el gorro de lana nunca se lo había perdonado. Por eso, año después de aquel suceso, la cara del pequeño vecino inglés le traía dulces recuerdos y se prometió de nuevo proteger a aquel desconocido que le recordaba a su hijo. La mujer de la parada esperaba por James, le protegería, no se dejaría disuadir una vez más por el frío ni por el calor, nunca ya fallaría.


Doce años después, cuando auqels bus para James partía hacia la universidad el frío sacudió el ya fuerte cuerpo del que había sido niño. Miró a la parada, vacía y fría, por cuyos laterales arrollaban las gotas de lluvia que caían, como lágrimas. Aquella parada era la partida de un bus con un final desconocido. Un bus que paró para la mujer del abrigo gris y el gorro de lana. Entonces James lo entendió todo. La etapa del colegio había terminado para él, la promesa de la mujer por fin se había cumplido y su bus había pasado a recogerla, quizás el mismo bus que se llevó a su pequeño. Y todo en aquella parada de bus.