jueves, 4 de octubre de 2007

RefLeXión

- ¿Qué es la vida?



Era una pregunta fácil, pero en aquel momento no sabía cómo responder. ¿Qué es la vida? Nunca se lo había planteado. Simplemente la vivía, vivía cada día como mejor podía, pero ¿qué era la vida? ¿era simplemente el paso del tiempo? ¿una sucesión de eventos que se sucedían e iban acompasándose hasta tejer una historia?



Una historia, sí. Como en los cuentos que leía en su infancia, o como las películas que tanto le gustaba ir a ver en el cine. Eso debía de ser la vida: una historia escrita por alguien y proyectada en esa gran bola que gira en el espacio y con los mejores protagonistas, nosotros. Pero si nosotros mismos somos los protagonistas....¿quiere decir que no vivimos nuestra propia historia? Ah, el destino, esa gran incertidumbre que siempre le estropeaba sus mejores planes, ese poder que no sabía de dónde venía que le obligaba a cambiar sus proyectos para un día perfecto y le complicaba la vida. Sí, porque en realidad nosotros planeamos o ideamos nuestro recorrido por el mundo como en una historia de cuento, siempre con final feliz, pero que muy pocas veces se hace realidad. !Qué mal nos debemos de llevar con nuestros guionistas!



La felicidad, la alegría, ¿son el aceite y motor de la vida?

Que pena si es así porque el ser humano, siempre tan complejo e inacabado, nunca se sacia de felicidad. Cuando cree que no tiene nada, se amarga, llora y hasta puede poner el punto y final a su historia antes de que deba ser así. Y cuando lo tiene todo, aún quiere más. Nunca nos conformamos con lo que tenemos. Si hay salud, dinero y amor estaremos agusto por un tiempo, pero después querremos más, hay quien dice que es por evolucionar. ¿Evolucionar?¿a dónde? Esa es la avaricia, ese sentimiento tan humano de querer ser más, de querer tener más y por ello es que nuestra historia cuando predica un final feliz se complica, se enrosca en temas complejos de los muchas veces no salimos invictos.

Pero yo prefiero pensar que es el espíritu aventurero que siempre nos rodea, esa inquietud por saltar de una comedia a un drama, de una historia de intriga a una de terror, de las historias infantiles a la ciencia ficción de la adolescencia. No nos dan Óscars, aunque somos los mejores actores y actrices, protagonizamos plots inigualables, vivimos los guiones más originales...Pero la vida se diferencia del cine en un detalle fundamental: en lo real las historias no siempre terminan con final feliz.

Nunca sabremos si estamos a mitad de película, al principio o al final, pero para que todo de ruede con mayor facilidad mejor alimentarnos con alegrías.

Escena de un nuevo día de nuestra vida. Cámara, luces y ACCIÓN.

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