viernes, 30 de mayo de 2008

Espeso ChOcOlate XI. Final

La lentitud del autobús al centro de Londres lograba encrispar la paciencia del más tranquilo. El tiempo del vuelo había sido menos del esperado, por lo que Ariadna llegaría primero al Mueso Británico. Sin pasar por casa, una hora y media después de haber llegado al aeropuerto londinense, lograba pisar el primer peldaño de la escalera que besaba la entrada del gran museo.
En la puerta, con la preocupación dibujada en la cara, se encontraban Ben y John. No sólo no les dejaban acceder a la sala donde estaba la momia, si no que tampoco les permitían entrar al museo.
- ¿Por qué razón? - preguntó Ariadna
- Dicen que incordiamos en los estudios de la momia. Ahora son ellos y su personal de confianza los que llevan la investigación
Tampoco a Ariadna la dejaron entrar.
Después de riñas y peleas con todo el personal con el que se encontraron, los tres se fueron a casa de John. Era una vivienda de las que la Reina de Inglaterra pone en alquiler. Estrecha, con el suelo de moqueta y antigua. Estaba próxima al museo y en las paredes, cubiertas de un papel muy hortera, lucían fotografías de colecciones que habían pasado por el museo en el que tantos años había trabajado John, antes de entregar su baja voluntaria. Las reliquias del Antiguo Egipto eran las piezas que más abundaban en las fotografías, junto con las del director del museo, las que John iba quitando a su paso y metiendo en una gran caja que iría directa al desván. Aquellas no volverían a lucir en la vivienda del ya retirado vigilante del museo.
El pasillo de la casa parecía interminable. Las puertas de las habitaciones se sucedían mostrando pequeños detalles de la vida de cada una de ellas. Al paso de una puerta, la que más arrimada estaba al cierre, Ariadna pudo ver el traje de vigilante fuera del armario. Debía de tratarse del dormitorio de John que, sin duda alguna, no había aceptado aún la renuncia a su puesto de trabajo en el museo. El recorrido por el largo pasillo se paró dos habitaciones más allá. Ariadna no podía imaginar lo que estaba viendo. A su alrededor, en todas las paredes de la habitación había fotografías de la momia. Incluso había una en la que aparecía Ariadna examinando el cuerpo.
- ¿Y esto?
- Muchas veces no se enteraba que entrábamos en la sala. Tan concentrada estaba en el estudio de la momia que teníamos que repetir el saludo para que supiera que no estaba sola. Yo también me siento atraído por la momia, por eso entraba en la sala por las noches, sólo para contemplarla, excepto la noche que....
- ¿Y esto otro?
La fotografía que ahora llamaba la atención de Ariadna mostraba a la momia envuelta en unas vendas con dibujos por todos lados. Eran hojas, ramas y flores que envolvían el cuerpo siguiendo las rutas marcadas por las vendas, y entre todos ellos se podían ver símbolos y algún texto escrito en jeroglífico. Ben estaba en el otro extremo de la habitación, mirando una fotografía que se centraba en el enramado que aparecía en el vientre de la momia.
- Mira esto.
Ariadna cogió la fotografía que Ben le mostraba y recordó las palabras de Carmen y la importancia del vientre.
- Aquí puede estar todo lo que buscamos.
- ¿Aquí? ¿Dónde?
- Es un enramado de dibujos y símbolos, estaba en el centro del cuerpo, a la altura del estómago.
- Exacto, John, en el vientre. Nuestra amiga está embarazada y el niño puede ser......
Ariadna se quedó pensativa, o al menos eso parecía en el exterior porque en su cabeza las pistas que tenía se iban enlazando tomando forma de una historia creíble.
- ¿Ariadna?
Ben intentaba devolver a la joven española a la conversación que ella misma había iniciado pero lo único que consiguió fue que pensara en alto.
- En el vientre está dibujado el símbolo del Ka, la fuerza vital. Los antiguos egipcios creían que al morir una mujer embarazada, el bebé que llevaba en su vientre seguía con vida, conservaba por lo tanto su Ka. Es el que la guiará en el camino, lo que dice el papiro. Por lo que, si es Reflejo de la Bella es reina entre las reinas del faraón, y posiblemente hija de Nefertiti y que subió al trono después que ésta porque nunca será como su madre, por lo que Akhenatón ya estaba muerto.
- Ve más despacio, Ariadna, estamos perdidos.
John y Ben miraban a la joven boquiabiertos. Les costaba seguir la historia aunque poco a poco iban entendiendo de qué iba todo. De repente, una llamada de Raúl interrumpió la conversación. El arqueólogo parecía haber encontrado algo importante y en aquel momento estaba de camino al aeropuerto del Cairo junto a sir Wilord. Le había contado todo lo que estaba pasando con la investigación y el cónsul inglés había decidido tomar cartas en el asunto. Sabía que Fathi intentaría frenar todo aquel descubrimiento que cambiaría la percepción de la historia del Antiguo Egipto y eso suponía un obstáculo al conocimiento de una de las civilizaciones más antiguas hasta el momento conocidas.
Cargados de las fotografías y el papiro que Ariadna había tomado prestado del museo de Berlín, la joven, Ben y John fueron a recoger a Raúl y a sir Wilord al aeropuerto. John también cogió su uniforme de seguridad del museo. En cinco horas llegaría el avión procedente del Cairo y esa misma noche podrían visitar todos el museo.
Estaba siendo un día agotador. Ariadna todavía no había tenido ni un minuto para descansar y el cuerpo comenzaba a pedir un respiro. A la entrada del museo, John entró sin ningún problema. Suerte que muchos de los miembros del cuerpo de seguridad no sabían aún que el guarda más veterano había renunciado a su puesto de trabajo. Sin encontrar ningún problema, John abrió la puerta lateral del edificio y después se aseguró que la sala donde descansaba la momia estaba sin vigilancia. Ariadna, Ben, Raúl y sir Wilord fueron entrando uno a uno y en silencio en el museo hasta llegar a la sala. Cuando se disponían a entrar, una voz tras de ellos les saludaba con ironía. Era el director del museo.
- No sé qué hacen aquí a estas horas ni quienes son. Intrusos, no obstante. John, me sorprendió ver su cese sobre mi escritorio, aunque después me alegré de ello. Veo que pese a ello sigue utilizando el uniforme que tendría que haber devuelto con aquella renuncia a su empleo. Esto, amigos mios, es como un allanamiento de morada y como consecuencia, tiene su castigo.
La expresión bobalicona que mostraba el director del museo mientras removía el té de una taza que sostenía en sus manos se congeló al oir y ver el rostro del cónsul inglés del Cairo en el pasillo.
- Mi querido amigo. Me he enterado que ha estado estos días en Egipto y no ha pasado a verme. Eso no es ético para un caballero inglés. Por ello, he decidido acercarme hasta su guarida para que me explique qué asuntos le han llevado hasta allí últimamente y que no han sido comunicados ni al gobierno británico ni a su consulado en Egipto. De paso, claro, he decidido conocer personalmente a Reflejo de la Bella, aunque ustedes ya la hayan desnudado.
La mirada del director del museo brillaba en la oscuridad como los ojos de un felino. Sin embargo, el porte de su rostro permanecía intacto e impasible a las palabras del cónsul. El director volvió a mostrar una sonrisa irónica para preguntar por Reflejo de la Bella.
- No quisiera ser grosero,- dijo dirigiéndose a sir Wilord - pero en la historia del Antiguo Egipto, mi gran amigo, no hay ninguna referencia que hable de tal mujer.
- Miente - gritaron a la vez Ariadna y Raúl
Las carcajadas del director retumbaban en los pasillos vacíos del Museo Británico, algo que hizo que Gereh Fathi abriera la puerta para ver qué pasaba afuera. La expresión en la cara de éste tampoco pasó desapercibida.
Al fondo y entre los pocos huecos que dejaba de visión el obeso cuerpo de Fathi se podía ver un cuerpo oscuro tumbado en la mesa de examinación. A sus pies, reposaba un manojo de vendas, unas decoradas y otras limpias de todo color más que el amarillento que había invadido la pureza del blanco por el paso del tiempo. El caracter egipcio era muy diferente al frío comportamiento inglés, por ello, Fathi comenzó a balbucear unas palabras en árabe que sólo Raúl, Ariadna y sir Wilord entendieron.
- No suplique más a Alá, Fathi. No es ese dios el que juega en la época de Reflejo de la Bella. No sabrá qué le está suplicando. Igual si prueba con Ra....
Ariadna mostraba su enfado con la ironía, aunque en el fondo le estaba cogiendo gusto a eso de vengarse de aquellos que entorpecían su investigación.
- No entiendo por qué se ponen nerviosos cuando pronunciamos ese nombre.
- Señorita, -la interrumpió el director - no nos ponemos nerviosos ante un nombre que se están inventando.
- Muy bien, entonces que sea Fathi el que me explique el significado de este papiro.
Cuando Ariadna extrajo el viejo papiro, el rostro de Fathi comenzó a palidecer. Sir Wilord telefoneó al consulado y al gobierno egipcio para ponerlos al tanto de la situación, Ben llamó a la policía para que se personara en el Museo Birtánico y ante tanta presión Fathi comenzó a hablar.
- En Egipto necesitamos fondos para continuar estudiando las piezas que vamos encontrando y la única forma de conseguirlos es vendiendo las más valiosas, las que, por supuesto, no han salido a la luz pero ya se han descubierto. El mercado negro de reliquias antiguas da mucho dinero y es nuestra principal fuente de ingresos. Reflejo de la Bella no es una de las reinas más importantes de la historia de Egipto porque los propios egipcios en la antigüedad se preocuparon mucho por borrar todo rastro de ella.
- ¿Por qué? - preguntó Ben
- Quería ser como Nefertiti y en algún momento intentó fragmentar el país.
- No, señorita Ariadna. Ella no fragmentó el país porque en época de Tutankhamon no se conocen guerras, excepto aquella interna y religiosa provocada por Ajenaton. Los antiguos sacerdotes, fieles al dios Amon, habían logrado poner en orden de nuevo la jerarquía religiosa tras la llegada al trono del faraón niño. Pese a ser descendiente en el trono del rey Hereje y de su esposa, la poderosa y bella Nefertiti, Tutankhamon logró devolver la unidad a Egipto, o por lo menos el orden que querían los sacerdotes de Amon. Sin embargo, Nefertiti, tras el fallecimiento de la hija que había logrado unir al farón, logró unirlo de nuevo, esta vez con una extranjera descendiente de reyes, pero criada en Amarna. El objetivo de Nerfertiti, según se cree, era que la extranjera engendrase descendientes de Aton y devolver el culto a ese dios.
- ¿Reflejo de la Bella?
- Exacto. Reflejo de la Bella estaba muy unida a Nefertiti y, pese a que muchos jeroglíficos la mostraban como más bella aún que nuestra Dama del Nilo, la reina admiraba también su belleza, de ahí que permitiera crear maquillaje con el nombre de su hija adoptiva. Pero tras la muerte de Tutankhamon los sacerdotes tomaron más poder aún en contra de todos los fieles a Aton, infieles para ellos. Junto con Ay, padre de Nefertiti y sucesor en el trono de Tutankhamon, hicieron todo lo posible por terminar con cualquier rastro de la religión monoteísta a Aton.
- Y Reflejo de la Bella era el primer objetivo - interrumpió Raúl
- Sí. No obstante, no se sabe cómo murió, porque la momia demuestra que tuvo celebraciones funerarias dignas de una reina.
- ¿Y la sustancia griega para evitar el aborto que John encontró en su puño derecho? - preguntó Ben.
- Hay escritos muy antiguos, que al igual que este papiro del museo de Berlín sobrevivieron a las corrientes destructivas del periodo de monoteismo a Aton. Esos mismos son los que consultó la reina Cleopatra, en la época final del reinado faraónico. La descendiente de griegos, de la dinastía ptolotemaica, estaba enamorada de las tradiciones de Egipto. Se sentía como la más egipcia de todos y luchó con todas sus fuerzas por recuperar la edad dorada de su país. Entre ellos estaba el estudio de la historia, y recordemos que en aquella época la biblioteca de Alejandría contenía muchos datos y textos. Cleopatra supo de la existencia de reinas poderosas como Nefertiti y Hatshepsut y ordenó encontrar sus tumbas para idolatrarlas, pero no encontró nada, excepto a Reflejo de la Bella. Entonces sus estudios se centraron en ella. Aquello volvió a remover a los antiguos y más conservadores, y nuevamente intentaron obstaculizar los planes de Cleopatra. Como aquello era imposible, hicieron lo que más daño podía hacer y menos se notara, matar al Ka que Reflejo de la Bella llevaba en su vientre y así eliminar su fuerza vital. Pero la reina averiguó aquella trama y colocó esa sustancia que evitaba el aborto y así aseguraba que el Ka de Reflejo de la Bella siguiera guiándola en el más allá.
- Pero eso era un producto griego.
- En la época de Cleopatra Egipto ya estaba lleno de extranjeros, especialmente de los griegos. Es normal que las prácticas curativas de este país fueran las que se utilizaran entonces.
- ¿Las imágenes entonces de los dos niños sentados en el trono?
- Son Tutankhamon y Reflejo de la Bella.
- ¿Qué pasará con ella ahora? - preguntó Ariadna mirando a Reflejo de la Bella
- La devolveremos a Egipto - contestó sir Wilord - Allí unos expertos en momificación antigua volverán a colocarle sus vendas y la protegerán con otras nuevas. Yo mismo me encargaré que no se olviden de colocar todos los amuletos que se ponían en el ritual. Incluyendo el escarabajo en su puño derecho y no esa especie de grano de café. Después, la colocaremos en un lugar digno de una reina en el Museo del Cairo. Allí no le faltará de nada.
El traslado de la momia al Cairo, bajo las órdenes del gobierno egipcio y el inglés, sólo tardó unos días. La operación fue seguida por miles de personas a través de las cámaras de televisión por todo el mundo. También el que fuera director del Museo Británico pudo verlo en primera fila y a través de una pequeña pantalla de televisor en el centro penitenciario en el que se había convertido su casa después de haber sido juzgado y condenado por tráfico de antigüedades para beneficio propio además de otros muchos cargos. Gereh Fathi corrió peor suerte con la justicia egipcia y no podría ver, metido en su celda, ni el traslado ni la luz del sol por muchos años. John decidió ver la despedida de la momia desde el propio museo, al que había vuelto como guarda de seguridad. En cuanto a Ariadna y Raúl, acompañaron en todo momento a Reflejo de la Bella, responsables de su cuidado en el traslado.
En el Cairo los esperaban Ben y Carmen, a la que Ariadna había invitado para presentarle a Reflejo de la Bella. La recepción en Tell el-Amarna, donde se presentaría públicamente a los medios, fue digna de una reina capaz de vencer las fronteras del tiempo.

8 Comments:

Anónimo said...

esto se pone más interesante cada vez más. Me admiro por tu capacidad para escribir. Reitero guarda bien estos textos. un beso.

ARSINOE said...

¡¡Maravilloso, maravilloso..!! Al final se resolvió el misterio que me tenía en vilo..Y la Reina vuelve a su hogar luego de hacérsele justicia.. Ojalá siempre fuera así y los traficantes de antigüedades acabaran siempre donde deben estar..Me ha encantado tu historia, gracias por haberme hecho disfrutar tanto..Reflejo de la Bella me era ya tan familiar, que extrañaré seguir leyendo sobre ella..

Estefanía S.Redondo said...

Fernando, seguiré tus consejos, no lo dudes. Incluso hasta igual me decido por presentar algún texto (nuevo e inédito) a algún concurso literario. Por intentarlo que no quede, no? Gracias por tus palabras

Tareixa, muchas graciasa ti tb. El mercado negro de antigüedades por desgracia suele estar protagonizado por personas ajenas al país de origen de dichas reliquias y no precisamente para conservarlas como se merecen.

Mil besoss

Ivana Diaz Otero said...

¡Qué manera de mezclar realidad y ficción!. Crear suspense es muy difícil y tú sabes hacerlo. En muy pocas líneas llegamos a "conocer" a los personajes y a tener nuestras fobias y filias con ellos. Eso es todo un mérito.
Sólo me he quedado con una duda, porque no he debido interpretar bien la explicación: si el grano de café era para impedir el aborto, ¿por qué lo utilizaron para matar el Ka?...

Estefanía S.Redondo said...

ido, todo arreglado ya :-) Gracias por ese apunte.

Mil besosss

Ivana Diaz Otero said...

¡Pa servir! ;-)

Asmahan Medinet® said...

Genial!! Plas-plas-plas (esto son aplausos je,je). Digno de un guión de película :-). Hasta mi admirada Cleopatra sale y cómo no, los malos pagan por sus actos y los buenos se salen con las suyas. Me ha costado seguir el texto, por falta de tiempo pero lo he podido terminar. Te felicito nuevamente. Besos!

Estefanía S.Redondo said...

Asmahan, muchas gracis por tus palabras. Gracias a todos. La verdad que con tantas felicitaciones una se piensa un poco más el seguir escribiendo, je! Y bueno, supongo q la lectura del 'cuento' puede ser ahora más amena para el que no la haya leído y la lea de una vez. Ahí queda, para el recuerdo ;-)

Mil besosss