domingo, 18 de mayo de 2008

Espeso ChOcOlate VIII

Era febrero. El frío alemán era aún más afilado que el de Londres, pero la belleza que desprendía la estampa blanca de Berlín nevado lograba disuadir toda sensación de reproche a aquella ciudad. A la llegada del aeropuerto, Ariadna encendió su móvil y pronto sonó la música que anunciaba un mensaje. Era un aviso de llamada perdida desde el teléfono de Ben. Un mensaje posterior la informaba que la sustancia encontrada por John en el puño derecho de la momia ya estaba en el hospital universitario y allí Christine le haría ese mismo día todas las pruebas necesarias. En dos días o incluso menos sabrían con certeza de qué se trataba aquella especie de grano de café y a qué época pertenecía.


El aterrizaje había sido perfecto. Las noticias eran buenas desde Londres, Raúl hacía días que no llamaba por lo que suponía que en parte también era bueno, aunque sólo en parte. Berlín parecía una ciudad interesante para pasar unos días de descanso y más bajo la nieve que ahora cubría sus calles y los tejados de sus casas. Ariadna esperaba estar allí una semana como mucho y por eso había pedido como favor a la señora Mirley que le pidiese una habitación en el B&B de una amiga suya. Al parecer muchos ingleses eligen Berlín para pasar unos días de vacaciones y por ese motivo la red de hostales de B&B de Inglaterra y Alemania compartían amistad y negocios.
El B&B alemán se encontraba muy próximo al centro de la ciudad y también a la conocida como Isla de los Museos en Berlin Mitte, donde desde el año 2005 se trasladó el museo egipcio de esta ciudad. Ariadna tenía la planificación de sus días en Alemania muy claro. Llegaría al B&B para presentarse y dejar su equipaje en la habitación, y después se iría al Museo Egipcio de Berlín para comenzar a estudiar aquel papiro.
La joven se había interesado en el estudio de la escritura del Antiguo Egipto desde su segundo año en las excavaciones en el país de los faraones. La presencia de textos en jeroglífico presentes en todos los templos, palacios y tumbas de las milenarias dinastías egipcias, incluso en algunos objetos que se encontraban en las excavaciones, habían sido el motivo principal por el que Arianda se había sentido atraída por aquellos símbolos extraños que revelaban los secretos de la historia. Su interés por los jeroglíficos y su facilidad para aprender en poco tiempo todo lo relacionado con Egipto la habían favorecido en más de una ocasión en su trabajo porque permitía que ella sola pudiera analizar un objeto o un resto arqueológico por si misma, sin necesidad de contratar a un experto en lengua egipcia antigua para descifrar los textos.
El permiso que le había firmado el consulado inglés en su salida del Cairo para realizar su estudio sobre la momia de Londres le permitía acceder sin ningún problema a todas las instituciones relacionadas con la conservación de la historia, y en especial con aquellas que velaban por los restos del Antiguo Egipto. Con él pudo entrar al museo de Berlín donde se encontraba el famoso papiro que hablaba de la que llamaban el 'Reflejo de la Bella', la misma que podía estar momificada bajo las vendas que tanto había estudiado en el cuerpo conservado en Londres. La sala donde ser conservaban todos los papiros estaba velada por una joven estudiante en historia del arte y por otra mujer mayor cuyo rostro reflejaba el paso de los años, bañados en leyendas y en datos verídicos de todos aquellos monumentos que se conservaban en el museo.
Carmen. Tal y como en castellano, era el nombre de aquella mujer. De estatura más bien pequeña, con su pelo canoso ondulado y siempre recogido en un moño alto muy bien colocado, su permanente sonrisa y el dulce tono de su voz la convertía en una señora entrañable. Parecía la abuela del museo de Berlín, siempre dispuesta a ayudar a todo aquel que necesitase su ayuda y acercando a los más pequeños la historia que tan aburrida aparece en sus libros de texto, como una aventura en la que ellos mismos podían participar.
La expresión en el rostro de Carmen cuando Ariadna mostró su acreditación era la misma que la de una niña cuando recibe algo que espera desde hace tiempo. Casi sin tiempo para presentaciones, Carmen guió a la joven arqueóloga por los largos pasillos donde se conservan los papiros del antiguo Egipto y otros textos antiguos. Las altas estanterías del Museo Egipcio de Berlín asombraban a todo aquel que se atraviese a indagar en sus entrañas. Los pasillos se cruzaban configurando un laberinto de caminos estrechos donde los libros, carpetas y demás archivos parecían avalanzarse ante el caminante, aunque en realidad se mostraban tranquilos y a la espera que una mano amiga los tomase prestados para hojearlos en pleno siglo XXI. Ante tal espectáculos de estanterías, Ariadna se había perdido en la conversación que Carmen protagonizaba en un monólogo acerca de su emoción porque aquel momento hubiese llegado.
Las horas que Carmen pasaba en aquel museo desde hacía más de cuarenta años había hecho nacer en su interior el interés por la historia y, en especial, por aquella desconocida 'Reflejo de la Bella'. Pronunciar aquel nombre había sido el timbre que devolvió a Ariadna a la conversación. Atenta a las palabras de la viaje conservadora del museo de Berlín, la joven conoció más detalles que desconocía de aquella misteriosa mujer del antiguo Egipto. Carmen era de las que opinaba que se trataba de una esposa del faraón Akhenaton que por motivos desconocidos la habían borrado de la historia, olvidándose de borrar el papiro que ahora se conservaba en Berlín.
- El nombre correcto, sin embargo, y el status que tenía en la corte del faraón Hereje no se conocen. - Afirmó Carmen
- Parece muy conocedora del tema de la mujer 'Reflejo de la bella'. - Continuó la conversación Ariadna.
- Bueno, no me gusta que se me vea como una experta en algo que no lo soy, pero tantos años rodeada de todos estos textos e historias, una se va empapando un poco de ello. Yo soy como esas esponjas que dejan penetrar el agua por todos su agujeros y después, por mucho que las aprietes siempre les queda algo de agua en su interior. A mi edad, la cabeza me falla muchas veces pero, casualmente, sólo me falla cuando se trata de recordar algo del presente. Lo que me pasó o aprendí hace años sigue tan intacto en mi memoria como el primer día que sucedió.
Por como hablaba Carmen del antiguo Egipto y de 'Reflejo de la Bella', Ariadna no tenía ningún motivo para dudar de las palabras de la mujer. La seguridad que transmitían sus conversaciones sobre la misteriosa mujer egipcia que podía ser su momia de Londres, hizo que inmediatamente Ariadna confiara en Carmen.
- Cada vez que hecho un vistazo al papiro encuentro más detalles que me demuestran que 'El reflejo de la bella' no se corresponde con otro nombre por el que se conocía a Nefertiti, como insisten en afirmar algunos. Pero no quiero que mis pensamientos influyan en sus estudios, joven. Mejor lea usted misma el papiro y saque conclusiones por sí misma.
Carmen depositó con cuidado el papiro sobre las manos de Ariadna. En una mesa próxima a la entrada del laberinto de pasillos y cercana también a la mesa de Carmen, la joven española tomó asiento, encendió la lámpara de su parcela individual y con su libreta de apuntes al lado, comenzó a descifrar aquel papiro.

9 Comments:

Ivana Diaz Otero said...

Nefertiti era "La Bella del Nilo" (o de Egipto o la Bella a secas), pero nunca habia oído hablar del "Reflejo de la Bella". ¿Es ficción o es real?. Es que combinas tan bien los elementos que cuesta diferenciarlos :-)

Estefanía S.Redondo said...

Salam ido!

todos los relatos son ficción aunque intento documentarme bastante para meter datos verídicos. 'Reflejo de la Bella' es invención mia, o por lo menos no tengo idea que exista alguna mujer del Antiguo Egipto que la llamasen asi y....hasta aquí puedo leer, que si te explico más adelanto detalles!
Mil besoss

Anónimo said...

mmm que nos dirá el papiro ????

besos.

ARSINOE said...

Realidad o ficción, lo cierto es que hilvanas magníficamente los datos documentados con los de tu novela, por eso nos tienes a todos pendientes del próximo capítulo..

Estefanía S.Redondo said...

Estoy en él Tareixa. Pronto lo tendréis publicado. :-) sabéis que tardo un pelín porque intento documentarme todo lo que puedo para ser, aunque sea poco, pero fiel a la historia; aunque he de reconcer que esta vez me estoy liando yo sola porque según escribo se me van sucediendo escenas nuevas que incluyo...a ver si me voy a perder yo misma en mi historia!! jaja

Mil besoss

Anónimo said...

Sería fantástico que pusieras voz a los relatos, te animas?

Nosotras te contamos como ... nuestracolmena@hotmail.com

Anónimo said...

Sería fantástico que pusieras voz a los relatos, te animas?

Nosotras te contamos como ... nuestracolmena@hotmail.com

Aleteos!

Estefanía S.Redondo said...

Abejitas: poner voz? No tendría más que un problema: los diálogos dichos a una sola voz pueden confundir al oyente, pero los textos donde no hay diálogos no me importaría :)

Mil besoss

Asmahan Medinet® said...

Gracias por el cambio de color. Ahora mucho mejor! He tardado, pero me estoy poniendo al día. Estaría bueno que te perdieses en tu propia historia. Sigue tu intuición y sorprendenos. Besos