El agua había tomado la temperatura adecuada para vertirla en la tetera. Siempre le habían encantado los juegos de té árabes que se veían en los documentales que emitían los fines de semana por televisión. El aspecto refinado de aquel artilujio llamaba la atención al más despistado que pasase por su lado, con su boquilla bien estirada, su tapa pomposa como si se tratase de un sombrero de gala, y su color plata. Plata y no dorado como el plato donde reposaban ya los vasos de color rojo con retoques dorados. El rojo. El color de la pasión, o quizás el color de una persona.
El ruido de los coches que pasaban por la calle debajo de su ventana y la leve brisa le hizo levantar la mirada. Vivían en una villa marinera, pero el mar quedaba lejos de su casa, un aliciente más para sentirse como en un pequeño rincón egipcio en las entrañas de una ciudad europea. Las cortinas bailaban, juguetonas. Era como si también ellas siguieran el compás de aquella canción que comenzaba a sonar y que ella canturreaba en alguna otra habitación.
- Shik...shak...shok. Shik, shak, shok....
Sí, aquel piso albergaba el espíritu egipcio. El humo del té se escapaba por la boquilla de la tetera como si fuera el despertar de algún genio que fuera a salir y concederle tres deseos. Por el pasillo, la luz del sol bañaba el suelo donde se proyectaba la silueta de ella. Se acercaba cantando aquella canción que sonaba mientras movía sus caderas al ritmo de algún instrumento árabe, a la vez que jugaba con sus manos, perfectamente colocadas, como si cogiese con suma delicaleza una pequeña perla entre sus dedos pulgar y anular.
Entonces apareció en la sala donde el té y él la esperaban. Sus ojos estaban perfectamente maquillados, alguno de sus gatos bailaba con ella ¿Bastet? Su rostro, sus movimientos y todo el ambiente que la rodeaba la hacían parecer como una diosa del Antiguo Egipto bailando en su pequeño país legendario encerrado entre las paredes de una vivienda de pleno siglo XXI. Era la magia de Egipto, la de la música, la que sólo forman los verdaderos sentimientos. Y era en ese mismo momento donde debía empezar la ceremonia del té.
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Aunque el té esté muy presente en cantidad de países y culturas, la tradición del té en los países árabes es tan común como la hora del té en Inglaterra. A mí, que me encanta el té, me regalaron hace una semana un juego de té árabe. Parece que me hubiesen leído el pensamiento porque llevo muchísimos años queriendo comprarme uno, pero por una cosa o por otra nunca lo había comprado. Ahora ya tengo mi tetera, dos vasos, la bandeja y.....a beber té! Gracias a los dos ;-)
Por cierto, he mirado por ahí a ver qué encotnraba de la ceremonia del té en los países árabes y he encontrado esto:
El té en el norte de África es una verdadera ceremonia. Si algún día estuviésemos invitados a tomar el té en una casa árabe, veríamos cómo el anfitrión d ela casa (normalmente la persona de mayor edad y varón) lo prepara normalmente.
En esta ceremonia, se ofrece a los invitados una jofaina con agua fría, en la que deben lavarse las manos. Tras ello, se acerca a la mesa un hervidor lleno de agua, la caja del té verde, el azucarero y sobre una bandeja, la tetera y los vasos con un ramito de menta fresca. Mientras el agua empieza a hervir, se pone en la tetera una cucharada de postre de té para dos vasos. Cuando el agua comience a hervir se vierte una pequeña cantidad sobre el té, moviendo la tetera con un suave movimiento circular para mojar el té, y se vacía el contenido en un vaso. Se repite la operación dos veces más con dos nuevos vasos, con el fin de lavar el té de impurezas. Entonces se vierte en la tetera el primer vaso y añadiendo agua hirviendo se lleva al fuego la tetera. Cuando el té hierve –cuanto más hierva, más fuerte será- se retira la tetera del fuego y se añade la menta, que se habrá preparado previamente y también un gran terrón de azúcar. Para terminar se añade un terrón de azúcar por taza.
Después empieza el proceso de aireación. Se llena un vaso de té y se pasa de este a la tetera dos o tres veces seguidas, elevando la tetera, para que el líquido se estire y el té se oxigene. Sólo faltará comprobar el punto de azúcar, llenar definitivamente los vasos y servir a los invitados. Mientras se consume, las hojas continúan en infusión, resultando cada té más fuerte que el anterior. Se acompaña habitualmente de pastelería típica árabe a base de hojaldre, miel y frutos secos.
3 Comments:
Siento decirte que esa tradición debe mantenerse sólo en las zonas rurales, ya que en El Cairo, el té se prepara con bolsitas de Lipton (la marca más frecuente en todas partes) y agua caliente (de hervidor eléctrico habitualmente). Si se usa tetera será la típica de acero inox. o esmaltada con dibujos, pero ya no hay rituales, salvo que vayas a un café típico, claro, pero en casa, ya no hay paciencia para cuidar las tradiciones :-(
Me ha encantado y me he visto reflejada,je! ;-) Nos alegra de que te haya gustado. Escribimos por los blogs y luego pasa lo que pasa...ja,ja,ja. Para tomar un buen té en Egipto, no lo hagas ni en el Hotel ni en sitios turísticos...cómo dice IDO, ponen el sobrecito de Lipton (inbebible!) y poco más. Hay que ir a los sitios que frecuenta el pueblo. Ahí si que se toma un buen té! (te lo dice una expeta en té árabe). El ritual que comentas, es más bien para los beduinos o en reuniones más formales. Besos
Ido y Asmahan, la verdad que he estado buscando estos días el ritual de té árabe porque me habían hablado mucho d él y nunca había leído nada, así que intenté indagar y ésto fue lo único que encontré. Por lo que veo no conseguí muy bien mi propuesta jeje!
Prometo seguir vuestros consejos y no tomar té en el hotel ni en sitios turísticos.
Mil besossssssss a las 2
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