- Está embarazada!
La alegría que la voz de Ariadna transmitía hacía creer a cualquiera que estuviera cerca que hablaba de si misma, a o ser porque con Raúl siempre utilizaba el castellano y en Londres pocos la entendían.
- La momia, nuestra momia. Estabas en lo cierto. Se trata de una mujer embarazada, de ahí el doble vendaje. ¿Y quieres más? Supuestamente falleció a los 19 años de edad y pertenece a una época que se remonta 3.300 años en la historia, eso sí, con un margen de error de 25 años. Es de Amarna, estoy segura. Raúl, no te muevas de Tell el-Amarna.
Ariadna hablaba tan rápido que incluso a su compañero de trabajo le costaba entender todo lo que le decía. Los nervios de la joven estallaban en su interior como las piedras de una presa débil que se deja derrumbar por la potencia del agua del río que estanca. Los sentimientos, como el agua, son fuerzas muy superiores a todo intento humano y tarde o temprano vencen sus barreras para estallar en libertad. Aquella libertad que en Ariadna se dejaba notar en el ritmo de sus palabras, la risa tonta que se le escapaba y la intensidad que iba tomando su voz. La gente de su alrededor se quedaba mirándola, como si se tratara de una loca extranjera y alterada por algún altercado que sin duda le provocaba felicidad, porque eso no entiende de idiomas.
- Ariadna, por favor. No te alteres. Vamos a razonar cómo está la situación. - Raúl intentaba poner cordura en aquel alboroto. - Ya sabemos que se trata de una mujer, que está embarazada..
- Sí, de dos meses - interrumpió Ariadna.
- De dos meses. que falleció a los 19 años y que posiblemente tenga 3.300 años de antigüedad, sin contar con el margen de error. Pero nada de eso nos lleva a la época de Amarna. Puede que nuestra mujer haya pertenecido a una buena familia opuesta al Hereje y, por lo tanto, no proceda de Amarna.
- Eso no lo sabemos. Por eso te pido que examines más de cerca todo lo relacionado con Amarna.
- Ariadna, ahí ya no hay nada nuevo que encontrar. Ya se sabe todo de la época de Amarna y no sólo te lo digo yo, te lo aseguran también muchos otros arqueólogos mucho más experimentados que tu y que yo, incluso Gereh Fathi dice que es imposible que la momia pertenezca a las dinastías del culto a Atón.
La joven española sabía que las palabras de Fathi en Raúl tenían mucho peso. Por eso, y porque no quería que toda su alegría se diluyera como el humo de un cigarrillo de papel malo, decidió asentir a las palabras de Raúl y pactar con él un estudio más exhaustivo del cuerpo momificado. Aunque, de todas formas, por su parte en Londres ya había conseguido todo lo posible ante la negativa de la directiva del Museo Británico de realizar pruebas al cuerpo momificado.
Con los resultados de los análisis del cabello extraído a la momia resguardados de todo roce en un sobre sellado, y con la caja de cristal donde conservaba el cabello de aquella mujer momificada, se dirigió al museo. Tenía que ver a su momia una vez más antes de continuar con sus estudios e indagaciones entre los libros de la biblioteca.
Delante de ella todo cambiaba. Era como si el mundo se parase, como si la vida en pleno siglo XXI diera un giro y la trasladara más de tres mil años en el tiempo. Sentía que tenía la obligación de mimarla, de acariciarla para ayudarla, a la momia y a su bebé, en su viaje al más allá. Como si una fuerza extraña la guiara en sus movimientos, Ariadna encendió una barra de incienso, puso música dulce y bajó la intensidad de la luz. Entonces se quedó mirando a la momia con el rostro vendado. Colocó su mano en el vientre el cuerpo, como esperando notar una respuesta de su interior y entonces, comenzó a susurrar la melodía que sonada mientras hacía temblar su vientre.
Un fuerte golpe de darbuka con la que iniciaba la siguiente canción de CD hizo que Ariadna volviera a su tiempo, a su época. Cuando lo hizo, y se vio en aquella escena, comenzó a pensar el porqué de esas sensaciones. ¿Había desatado el caprichoso destino los lazos que la unían de algún modo a la vida pasada de aquella momia? ¿O era simplemente el cansancio de muchas horas trabajando sin descanso? Motivada por la reacción lógica o quizás por el miedo de haber llegado a pensar en una posible conexión entre un cuerpo de más de 3.300 años y ella, Ariadna apagó la música, cogió sus cosas y dejó la sala bañada en el tenue velo que producía el incienso.
En su camino a casa hizo una breve parada en la cafetería de Ben. Desde su encontronazo con las malas consecuencias para el inglés, Ariadna se veía comprometida a ser más atenta con el joven. Por ello, pasaba más a menudo por la cafetería, donde Ben la estaba esperando siempre sentado en la misma mesa, la más próxima a la barra. Desde allí se veía toda la cafetería y el interior de la barra, por lo que podía dirigir desde aquella postura a Mery y controlar a la vez qué clientes aún no estaban atendidos o quién entraba en el local.
- ¿Cómo va ese brazo?
- Bien, gracias. ¿Un chocolate espeso?
- No, esta vez prefiero un té con canela
- ¿Con qué? Mira que no aprendes nuestras costumbres. Aquí el té lo tomamos con leche.
- Eso es muy poco exótico.
Ben notaba un tono diferente en las palabras de Ariadna. Su voz era más dulce, ella estaba mucho más atenta a sus conversaciones y ya ni siquiera abría sus libros mientras Ben la acompañaba en la mesa, o ¿era ella la que lo acompañaba a él? Eso era lo que menos le importaba al joven inglés, aunque todavía le pesaba en la conciencia no haber conseguido el chocolate perfecto para aquella chica.
Entre las risas de los dos jóvenes y su conversación sobre historia antigua y clásica un zumbido en el móvil de Ariadna puso en alerta a la arqueóloga que sin mediar palabra se alejó de la mesa antes de descolgar.
Era Raúl. Sin duda tenía que tener motivos importantes para llamar de nuevo ese día, y los tenía. Según explicó en su nueva conversación con Ariadna, había seguido sus indicaciones, aunque reconocía que lo había hecho de mala gana y desconfiado. Tell el-Amarna acogía aquellos días a un grupo de arqueólogos egipcios que estaba estudiando sobre la historia de las dinastías seguidoras del culto a Atón. Raúl había pasado la tarde entera con ellos sin contarle su verdadero objetivo allí, pero sin quererlo uno de los egipcios se puso a leer en castellano y en voz alta uno de los jeroglíficos inscritos en las pocas losas calcáreas que aún se conservan de aquella época. El joven egipcio había traducido un cartucho como el 'Reflejo de la bella'. Muchas veces los antiguos utilizaban también ese nombre para referirse a Nefertiti, pero según las teorías del estudiante egipcio aquel era el nombre de otra esposa de Akhenatón de la que muchos se habían encargado de borrar de la historia, aunque se habían olvidado de eliminar un papiro que se conservaba actualmente en el museo de Berlín.
- ¿Una esposa de Akhenatón de la que no se sabe nada? ¿Cómo es posible?
- Aquí todo es posible, Ariadna. Ahora eres tú la que debes viajar hasta Berlín y averiguar lo que sea de ese papiro y de la llamada 'Reflejo de la bella'.
6 Comments:
Me gusta que Ariadna se concentre con música y se calme con movimientos de la Danza Oriental
;-) Besos
La magia de Egipto también enamora por el ritmo de su música y por los movimientos de sus bailes, ¿no?
Soltar la presión con el shimmi es sólo uno de los numerosos beneficios de la danza oriental y es que...los antiguos eran más prácticos y sabios que nosotros en nuestros días.
Mil besos
¡¡Ay, ay, ay..que lo de la esposa secundaria va a ser verdad..!!...je, je.
mira que suena feo eso de esposa secundaria jajaja, me imagino que hoy en día no tendría mucho éxito. La historia nos sigue atrapando mmmm
besos.
Voy a tener que comprobar los beneficios de la danza oriental ...
Siempre me ha llamado la atencion, pero quizas por vagancia,o por falta de tiempo, lo he ido dejado de lado.
pD: una segunda mujer ¿? jajaja como siempre ;-) pues si que es antigüa "la costumbre" :p)
Tareixa: es posible que se trate de una segunda esposa, pero.....opinio como Fernando: que mal suena eso de 'segunda esposa' ;-)
Fernando y Sonia: hoy en día aunque se forma no oficial hay muchas personas que tienen una segunda pareja, aunque no sean reconocidos como esposas y esposos, más bien como amantes. Prefiero saber que mi pareja tiene más mujeres (en mi caso) porque así lo manda la cultura que no saber que me es infiel con otras, no?
Besoss
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