Lo había hecho. Al final la curiosidad puede a la moral y el ser humano siempre acaba cediendo. Pese a su corta edad, Luc conocía bien los puntos débiles de su hermana. Compartían más que la sangre y los genes, les unía la curiosidad por ir más allá de lo que pasaba ante sus ojos. Al parecer, Leire había investigado en aquella esquina de su cuarto que había salido disparada de la pared con el puntapié de Luc y ella le había devuelto la patada. Ahora le tocaba a él responder.
Apartó todos los recipientes que contenían el puzzle que se había propuesto hacer para no golpear ninguno y derramar las piezas que contenían, y colocó el cajón secreto de su cuarto para volver a golpear suavemente la esquina que activaba la trampilla en el cuarto de al lado. Al poco rato, el cajón volvió a aparecer en su dormitorio. Creía que conocía a su hermana y que aquello era fruto de la respuesta de Leire, pero para asegurarse Luc decidió iniciar un juego de intercambio, tal y como hacían cuando él era más pequeño.
El juego era fácil. Uno de los dos tenía que hacerle llegar al otro un objeto personal que requiriera de una posesión que el otro tuviera a mano. Por ejemplo, Leire siempre comenzaba el juego metiendo debajo de la almohada de Luc una bufanda con el mismo estampado que los guantes de Luc. Entonces él tenía que hacerle llegar sus guantes con otro objeto para que continuase el juego. Luc no se complicó. Sabía que los guantes llamarían a la bufanda de Leire si es que ella había aceptado participar en su aventura. Rebuscó en los cajones hasta encontrar uno de los guantes, lo metió en el cajón secreto y dió el golpe en el zócalo para que aquella trampilla pasase a la habitación de su hermana. Leire no falló. No habían pasado ni diez minutos cuando desde el cuarto de al lado se oyó un golpe para activar aquel cajón. En su interior se encontraba la bufanda y un bolígrafo.
Luc se quedó atónito mirando aquel bolígrafo. En él había un sarcófago que recorría todo el cuerpo del bolígrafo según lo movías hacia abajo o hacia arriba. Realmente no sabía qué pretendía Leire que le devolviera con aquella pista. ¿Una carta?¿Un dibujo de Egipto?¿Un mensaje?El mensaje.
Luc se acordó entonces del papel con el mensaje tan raro que había encontrado del otro zócalo que se había movido en su cuarto y fue a buscarlo, pero aquella vez no apareció. No estaba, había desaparecido de la caja donde lo había escondido para que nadie lo viera, ¿o se lo había dejado olvidado sobre la mesa y Marie lo había tirado a la basura? No podía ser, algo tan importante como un mensaje sin descifrar no lo habría dejado abandonado como si nada sobre la mesa y ante el peligro de que un adulto lo tirara. Siguió buscando sin encontrar nada, entonces un golpe en la pared volvió a captar su atención. Leire estaba impaciente por continuar el juego. Entonces él le escribió una nota:
'Ha desaparecido'
Esta vez fue Leire la que tardó en contestar. Luc pensaba que igual no lo había entendido, pero se equivocaba. Su hermana le respondió, pero al día siguiente y durante el desayuno. Era la primera vez que Leire rompía las reglas del juego, eso era señal de que estaba interesada por la historia que le había contado Luc el día anterior.
- Es el libro de los muertos. ¿Qué tal va ese puzzle?
Fue lo único que dijo y era bastante para que Luc entendiera que aquel puzzle iba a ser el confidente de su hermana, él y la aventura que compartirían.
2 Comments:
que pasará en el próximo capítulo ? cuál aventura espera a los hermanos ? Genial.
besos.
Y ahora tenemos el pregamino desaparecido. Más misterios a la vista..Esto se pone bueno, je, je.
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