¿Dónde está tu cuento?

Cuando la tinta fría de una antigua pluma caía sobre el amarillento papel, ella sabría que todo comenzaba ahí. Ya no había recuerdos. El pasado se había quedado atrás, como si estuviera guardado en un cofre cuya entrada estaba sellada con un candado de oro. La decisión estaba tomada: ya nunca más el 'no lo volveré a hacer', no más 'lo siento', ni un solo lamento o intención de arrepentimiento.

La vida volvía a abrirse como un río que encuentra el mar. Todos sus amigos y familiares mostraban ánimos para seguir adelante, pero ante sus ojos el radiante sol parecía oscuridad y la noche era el momento del día que más luz le ofrecía. Era en ese momento cuando el silencio reinaba y el pasado volvía a resurgir. Unos recuerdos sin dolor, felices. Un pasado con pequeños cambios, obra de su creatividad para hacer de los amargos recuerdos los que podían haber sido los momentos más felices de su vida. Era, bajo el manto negro de la noche, cuando se convertía en Princesa de un cuento sin final.