Un paseo por nuestro mundo interior
Como el esfuerzo del sol en un amanecer oculto bajo la capa gris de la neblina, las letras de muchas canciones abren las ventanas de los recuerdos dormidos. Cierras los ojos y la música de Alejandro Sanz te transporta a otra realidad; un mundo que sólo tú puedes controlar desde tu interior. El viaje comienza y los sentimientos brotan con la elegancia de la poesía.
Tímido y bajo su cara de niño pícaro, la sinceridad de su mirada traspasa uno a uno los vagones de nuestra vida. Resulta difícil plasmar en un papel el retrato de alguien capaz de reflejar en sus obras a cada uno de sus seguidores. Alejandro Sanz es uno de los artistas más relevantes del panorama musical español. Gran compositor y mejor persona, el madrileño de sangre andaluza conoce las claves para entrar en la conciencia de todos los que escuchan sus canciones.
Con comienzos difíciles y rebeldes, el Alejandro Magno de comienzos de los noventa vive ahora los tiempos más gloriosos de su Imperio. Su voluntad por triunfar y las múltiples caídas en sus intentos, le enseñaron ya de muy joven a labrar su camino pisando fuerte. Pero la inocencia de aquel joven ha madurado y con alguna que otra canción sin emoción ha conseguido componer letras que se dejan acariciar.
Es esa sinceridad con la que Alejandro Sanz da forma a su trabajo; lo que más le caracteriza. El latir de un corazón partío hizo taconear a millones de personas en todo el mundo, pero ajeno al ritmo español que acompañaba a su gran single, la esencia de Sanz volvió a penetrar en el interior de sus fans. Todos ellos con ‘tiritas en el corazón’ por las heridas reabiertas de antiguos amores con los que paseaban cogidos de la mano por las calles de alguna ciudad, dejaron una vez más que fuera este cantautor español el que los guiara en un paseo por sus recuerdos. Así es su magia. Cuando sus canciones son escuchadas desde el corazón, sus letras enseñan un gran charquito de estrellas que baña un gran universo de pequeñas cosas.
La música de Alejandro Sanz choca con las actuales tendencias que acercan a las pistas de baile y emisoras de radio canciones comerciales sin ninguna otra intención que vender una melodía pegadiza. La madurez de este artista, ya maestro de maestros, se deja notar en las canciones de sus dos últimos trabajos. Él toca para nosotros e interpreta las notas que con el paso del tiempo han ido cayendo como gotas de lluvia sobre una partitura. La maestría de sus dedos deslizándose por las teclas blancas y negras del teclado han compuesto románticas baladas y ahora, impulsados por una ráfaga de denuncia suavizada por los compases del rap, ya no hace preguntas retóricas ni habla con su soledad. Es la evolución del artista que ya no nos habla de amores de adolescencia fracasados, ni de maniquís que observan pacientes el paso de los años desde su escaparte. No es lo mismo escuchar aquel Sanz aprendiz que trataba a golpes su calendario que oír los consejos del maestro a sus amigas, ‘princesas de un cuento infinito’.
La generosa ingenuidad de Alejandro ha ido dejando más y más éxitos en el inventario privado de sus fans. A su mayoría de edad se desnudó y lanzó su alma al aire, e incluso se atrevió con los ritmos latinos acompañado de Shakira. Esta mezcla resultó explosiva para las listas de éxitos y las caderas la colombiana al ritmo de la música de Alejandro envolvieron a medio mundo en una auténtica tortura.
Alejandro Sanz no ha parado de demostrar su talento desde su primer trabajo. Sus siete discos de platino y los cinco premios Grammy Latinos comparten vitrina con su premio Amigo y los Ondas del 1997 destacaron su talento como artista, compositor y a su trabajo ‘Más’. El músico español por excelencia no ha desaprovechado su tiempo viviendo deprisa ni los cambios en su música le han hecho olvidar sus raíces andaluzas. El gran desperezo del niño de 19 años ha hecho llegar el flamenco a los lugares más remotos del planeta y el nuevo pase está a punto de arrancar.
En el andén, el silbido de un tren anuncia su próxima salida. No hay humo ni ruido en la estación, sólo un treintañero dispuesto a guiarnos por un paseo más entre nuestros recuerdos mejor conservados. El viaje va a comenzar.