lunes, 27 de agosto de 2007

Recuerdos exitosos

Hoy voy a dedicar el blog a uno de los últimos artículos que me 'encargaron' redactar y que en su momento (cuando Alejandro Sanz sacaba al mercado su nuevo disco) gustó mucho a sus destinatarios: los miembros del club de fans Mi soledad y yo y en especial a su presi, Bea!
En un andén de partituras un tren espera el sonido de los primeros acordes. En él, la música tiene las llaves que abren las puertas de nuestros pensamientos. Con ramo de poesías, el pase para tomar el ‘Tren de los recuerdos’ ya está en taquilla; sólo falta que Alejandro Sanz toque la primera tecla de su ferrocarril musical.


Un paseo por nuestro mundo interior

Como el esfuerzo del sol en un amanecer oculto bajo la capa gris de la neblina, las letras de muchas canciones abren las ventanas de los recuerdos dormidos. Cierras los ojos y la música de Alejandro Sanz te transporta a otra realidad; un mundo que sólo tú puedes controlar desde tu interior. El viaje comienza y los sentimientos brotan con la elegancia de la poesía.

Tímido y bajo su cara de niño pícaro, la sinceridad de su mirada traspasa uno a uno los vagones de nuestra vida. Resulta difícil plasmar en un papel el retrato de alguien capaz de reflejar en sus obras a cada uno de sus seguidores. Alejandro Sanz es uno de los artistas más relevantes del panorama musical español. Gran compositor y mejor persona, el madrileño de sangre andaluza conoce las claves para entrar en la conciencia de todos los que escuchan sus canciones.

Con comienzos difíciles y rebeldes, el Alejandro Magno de comienzos de los noventa vive ahora los tiempos más gloriosos de su Imperio. Su voluntad por triunfar y las múltiples caídas en sus intentos, le enseñaron ya de muy joven a labrar su camino pisando fuerte. Pero la inocencia de aquel joven ha madurado y con alguna que otra canción sin emoción ha conseguido componer letras que se dejan acariciar.

Es esa sinceridad con la que Alejandro Sanz da forma a su trabajo; lo que más le caracteriza. El latir de un corazón partío hizo taconear a millones de personas en todo el mundo, pero ajeno al ritmo español que acompañaba a su gran single, la esencia de Sanz volvió a penetrar en el interior de sus fans. Todos ellos con ‘tiritas en el corazón’ por las heridas reabiertas de antiguos amores con los que paseaban cogidos de la mano por las calles de alguna ciudad, dejaron una vez más que fuera este cantautor español el que los guiara en un paseo por sus recuerdos. Así es su magia. Cuando sus canciones son escuchadas desde el corazón, sus letras enseñan un gran charquito de estrellas que baña un gran universo de pequeñas cosas.
La música de Alejandro Sanz choca con las actuales tendencias que acercan a las pistas de baile y emisoras de radio canciones comerciales sin ninguna otra intención que vender una melodía pegadiza. La madurez de este artista, ya maestro de maestros, se deja notar en las canciones de sus dos últimos trabajos. Él toca para nosotros e interpreta las notas que con el paso del tiempo han ido cayendo como gotas de lluvia sobre una partitura. La maestría de sus dedos deslizándose por las teclas blancas y negras del teclado han compuesto románticas baladas y ahora, impulsados por una ráfaga de denuncia suavizada por los compases del rap, ya no hace preguntas retóricas ni habla con su soledad. Es la evolución del artista que ya no nos habla de amores de adolescencia fracasados, ni de maniquís que observan pacientes el paso de los años desde su escaparte. No es lo mismo escuchar aquel Sanz aprendiz que trataba a golpes su calendario que oír los consejos del maestro a sus amigas, ‘princesas de un cuento infinito’.

La generosa ingenuidad de Alejandro ha ido dejando más y más éxitos en el inventario privado de sus fans. A su mayoría de edad se desnudó y lanzó su alma al aire, e incluso se atrevió con los ritmos latinos acompañado de Shakira. Esta mezcla resultó explosiva para las listas de éxitos y las caderas la colombiana al ritmo de la música de Alejandro envolvieron a medio mundo en una auténtica tortura.

Alejandro Sanz no ha parado de demostrar su talento desde su primer trabajo. Sus siete discos de platino y los cinco premios Grammy Latinos comparten vitrina con su premio Amigo y los Ondas del 1997 destacaron su talento como artista, compositor y a su trabajo ‘Más’. El músico español por excelencia no ha desaprovechado su tiempo viviendo deprisa ni los cambios en su música le han hecho olvidar sus raíces andaluzas. El gran desperezo del niño de 19 años ha hecho llegar el flamenco a los lugares más remotos del planeta y el nuevo pase está a punto de arrancar.

En el andén, el silbido de un tren anuncia su próxima salida. No hay humo ni ruido en la estación, sólo un treintañero dispuesto a guiarnos por un paseo más entre nuestros recuerdos mejor conservados. El viaje va a comenzar.




lunes, 20 de agosto de 2007

En un país mágico

La temprana brisa de la mañana hacía danzar a los juncos bañados por el Nilo. El cielo iba tomando diversos colores anunciando el nacer de un nuevo día con el despertar del Sol. El moreno rostro de Isis aún reflejaba la dulzura que había inundado su cuerpo aquella noche, una experiencia que ella nunca hubiera imaginado vivir.

Entrar como sacerdotisa en el templo de Abydos era un privilegio para una joven como ella, iniciada en el arte de la escritura, la música y la danza fascinada también por los misterios de los Dioses.

Su maestra, una gran bailarina de la casa del alcalde de Kahun, le había enseñado todo lo necesario para destacar entre las nuevas sacerdotisas del templo. Tampoco se había olvidado de aconsejarle a la joven pasar aquella noche entre los juncos del Nilo esperando la respuesta de los dioses. Y pasó. Tal y como le había descrito su maestra los Dioses de Egipto se le presentaron.

Por la cabeza de la joven no dejaba de repetirse una y otra vez las palabras de su maestra:
- Si realmente estás preparada para ingresar en el templo como sacerdotisa y servir a los
Dioses, éstos se manifestarán ante ti a las orillas del Nilo.

Con los últimos brillos del sol las aguas del río despertaban y dejaban ver su vida, la vida de Egipto. Desde esas mismas aguas se oía a lo lejos el retumbar de las darbuka, el silbido del viento y el cantar de la noche. Y en aquel mágico escenario apareció una gacela, símbolo de la diosa Anukis, responsable de ofrecer agua fresca en la isla de Elefantina. El animal posó a los pies de la joven una flor de loto. Los Dioses le daban el permiso para ingresar en el templo de Abydos, Isis ya estaba preparada para dedicar su vida y tomar parte de los misterios divinos.

miércoles, 8 de agosto de 2007

NoS vemoS en laS eStrellaS

- Al fin llegó el verano.

Fueron las palabras que me dije a mi misma cuando levanté aquella mañana la persiana. Tras la ventana de la cocina se veía a un grupo de niños jugando en el parque, y en un banco próximo ellos sus madres conversaban sobre algún asunto sin importancia. A lo lejos de veían unas nubes que se acercaban con la intención de ocultar al sol. Sin darles tiempo a ponerse sobre Ra, tomé una bolsa, metí una toalla, la crema para el sol, un libro para engañar el aburrimiento y bajé las escaleras que se ahogaban en la arena de la playa.

Allí, los más madrugadores ya exponían sus cuerpos, muchos de ellos sin mostrar complejo alguno. Busqué un hueco apropiado y me tumbé en mi toalla. El sol apretaba y como mejor se estaba era mirando hacia el mar, que aquella mañana daba los buenos días con una agradable brisa.

No tardé mucho en jugar con la arena que somaba por el borde superiorde mi toalla. Líneas sin sentido, círculos interminables y alguna que otra palabra que se dejaba cubrir por los revoltosos granos de arena que levantaba la brisa. Cansada del juego y complicidad del poco aire que corría y al arena escarbé un poco la superficie, lo suficiente para topar con algo que aún hoy llena mis tardes vacías de pensamientos misteriosos.

Antes de que mi mano quedara completamente dentro del hoyo, rocé con la yema de mis dedos algo liso y suave. El tacto me decía que no se trataba de un plástico o de ninguna otra porquería. Invadida por la curiosidad aparté deprisa la arena que aún ocultaba lo que tocaba. Y al fin lo ví.

No me había equivocado, no era un plástico ni ninguna otra porquería, era un sobre que dentro parecía guardar algo. Sin duda alguna, aquello era una carta que no había llegado a su destino o sí.

Abrí el sobre y extraje el papel perfectamente doblado. Parecía un papel viejo con color amarillento, señal del paso del tiempo. Con cuidado para que no se rompiera fui desdoblando cada doblez hasta que pude leer la fecha:

En algún lugar, a 11 de Mayo de 1978
Aquella misiva había sido escrita hacía muchos años y yo sería la primera persona que la leería en todo aquel tiempo:
No importa donde te encuentres, no importa con quién.
Cuando sientas estar perdido y sin saber a dónde ir
alza la vista y mira donde los grandes Reyes descansan.
Ellos te guiarán en tu camino y ellos mismos te unirán a los seres queridos
porque el manto estrellado del universo es el mismo para todos.
Cuando te encuetnres solo o no sepas qué hacer, alza la vista.
Nos vemos en las estrellas.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Ramsés


Pese a que no soy una amante de los animales, este mensaje es una dedicatoria al gatín que sale en la foto. ¿Su nombre? no podría ser otro mejor: Ramsés, como el gran faraón egipcio o los grandes porque hubo más de un Ramsés. Así que, el mensaje de hoy queda dedicado para Ramsés y sus dueñas, Sara y Kela.
Los gatos han sido animales históricos. Elegidos por muchos colectivos antiguos, en la sociedad egipcia el gato era un animal sagrado. Cuentan los antiguos textos que la diosa Bastet ayudó al dios supremo Ra a librarse de una serpiente, hija suprema del mal, encarnado en el dio Seth, y para ello Bastet tomó la forma del gato. Hay otras creencias sobre la importancia del gato como animal sagrado egipcio, como que Ra tomaba su forma cuando bajaba a la tierra. Es más, en la antigua Heliópolis se le representaba con rostro de gato y las pupilas de su estatua, que dominaba el templo, se dilataban o encogían según la posición del sol, permitiendo así la determinación de las distintas fases del día, las horas.
Pero el primer mito es el que toma más relevancia. Tal es así, que la diosa Bastet era representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, y representaba todo lo referente a lo femenino como la fertilidad, el amor, la alegría, la maternidad, la guardiana del hogar y tener el poder en su mirada con la que enamoraba a los hombres; además podían ver el interior de los hombres para intuir sus acciones.
Otro aspecto importante de la presencia del gato en la sociedad egipcia es su presencia en la noche. Este animal, al igual que las sacerdotisas, adoraban a la luna a la que le rendían cultos con danzas sensuales (de ahí muchos movimientos de la danza del vientre, los que dan culto a la luna, y algunos que imitan los movimientos del gato).
La importancia del gato en la sociedad del Antiguo Egipto era tal que hasta los momificaban para asegurarse que una vez muertos seguirían gozando de una vida fructífera en el mundo reinado por Bastet, a la que a su vez se la elogiaba sacrificando a esos mismos gatos que después se momificaban. Y, ¿queréis saber una curiosidad más? Al igual que en Asturias al recién nacido s ele regala un puño de azabache para protegerlo, ya en el antiguo Egipto a los recién nacidos se les obsequiaba con la esfinge de un gato para que éste lo protegiera de todo mal, al igual que hacía en las cosechas de las riberas del Nilo, a las que los gatos cuidaban de ratones.
La relación de la sociedad egipcia con los felinos es tan grande que se podrían escribir libros. Escritos sobre su culto, sus sacrificios, sus mitos y creencias, e incluso las rigurosas leyes impuestas para todo aquel que osara a matar un gato fuera de un ritual. Pero eso será otro día.

Donde empieza la LiBerTaD

Las olas del mar rugían entre el aire frío del invierno y la humedad del muro de piedra. Era lo que menos importaba. A Nadaya le encantaba ir a la playa y andar descalza por la arena hasta llegar a su rincón favorito, aquel lado de la playa que parecía abrazar el mar. Era el sitio más apartado del paseo que hacía poco habían construído sobre el muro que bordeaba la playa para venderlo como atractivo turístico; pero a la vez, también era el más próximo a los paseantes porque también en lo alto de aquel muro los más nostálgicos iban a pasar sus largas horas de las tardes.

Miraba al mar como sujetando las ganas por adentrarse en sus olas y ronroneos, aunque en su interior sabía que lo que sentía era envidia de la libertad en la que bailaban aquellas aguas. Quería ser como el mar, que moría y nacía cada segundo. Le gustaba pasarse las horas mirando al mar, porque cuando levantaba la vista hacia lo alto del muro sus sentimientos se hacían sombríos y volvía a sentirse encerrada en el círculo vicioso de la sociedad actual, lo que más odiaba.

Nadaya no era el prototipo de chica que llamaba la atención. Baja y un poco gordita (fruto de los continuos ataques de ansiedad por su timidez), aún no había sido capaz de encontrar a un sólo amigo en la ciudad, pese a llevar casi cinco meses viviendo allí. No deseaba el mal a nadie, pero el ver a parejas, grupos de amigos o incluso a una madre tirando de la silla de su hijo la hacía sentirse peor, más sola y 'amargada debido a la sociedad', como a ella le gustaba definirse. Pero de repente, cuando parecía que el mundo iba a venirse encima, el susurro del mar volvía a encantarla y daba alas a su imaginación.

Se veía en un mundo al que pese a estar y pertenecer a él, parecía estar alejada a todos los demás. Es lo que tienen la SOLEDAD. Te aleja de todo y de todos hasta que uno mismo crea a su alrededor una burbuja infranqueable. Otros días era mejor. Dentro de esa burbuja que había crecido en aquellos cinco meses, Nadaya se sentía como la narradora de las vidas de todas aquellas personas que paseaban por el muro. Entonces tomaba su lápiz y su libreta y comenzaba a idear un motivo por el que cada una de las personas que veía se comportaba así, vestía como vestía y cuál era el mensaje que sus ojos transmitían. Uno a uno, los viandantes del muro iban tomando carácter propio y la soledad se alejaba, como por arte de magia, porque con aquellas historias de aquellas personas reales e imaginarias Nadaya se sentía acompañada, como si todas ellas retratadas en una hoja de su libreta bajaran a la arena y se sentaran junto a ella. Era la victoria de la libertad de la imaginación sobre las barreras de la realidad.